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jueves, 4 de enero de 2007

NEGOCIOS Y SENSIBILIDAD

Acabo de releerme el libro de Anita Roddick, Body and Soul. Se trata de la autobiografía de la fundadora de The Body Shop.

Es una mujer muy interesante y desde luego original. Creó su empresa en 1976 sólo para sobrevivir y ganar dinero suficiente para mantenerse y a sus dos hijas mientras su marido hacía un viaje de dos años atravesando el continente americano a caballo.

Es maestra de formación y no había hecho ningún curso empresarial pero tenía la experiencia de haber trabajado en las cafeterias o bares familiares. Como hija de inmigrantes sabía lo que era labrarse un camino y luchar por mejorar. Además durante su juventud en plena época hippy viajó por el mundo entero desde Australia a Sudáfrica, de Tahití a Israel. Esos viajes le dieron una apertura de miras que le permitió innovar, hacer las cosas a su manera en un negocio tan antiguo y competitivo como el de la cosmética. Pensó en ofrecer algo que no encontraba como consumidora y ofrecérselo a otros con sus mismas inquietudes.

Fue de las pioneras en aplicar políticas para cuidar del medio ambiente dentro de su empresa y poner en marcha campañas para concienciar al público en general sobre estos temas. Además quiso impregnar a su empresa de valores femeninos como la compasión, el amor y desarrolló el concepto ahora tan conocido como "responsabilidad social de la empresa", compartiendo con la sociedad parte de la riqueza adquirida.

Entre las claves del éxito de su negocio está que ha sabido crear un estilo propio e inconfundible. Aunque los demás hagan las cosas de una cierta manera, no hay que tener miedo de diferenciarse, al contrario el ser diferentes es la clave para progresar. También comenta que es bueno confiar en nuestros criterios instintivos para adivinar las necesidades más simples de los clientes, aunque la mayoria de la gente no lo hace. “La irritación es una buena fuente de energía y creatividad, porque conduce a la insatisfacción e impulsa a la gente como yo a hacerse preguntas”.

También resalta la importancia de conocer realmente los productos, saber cómo se venden y calcular la fuerza de los competidores antes de abrir un negocio.

De nuevo surge la idea de creer en uno mismo y en su proyecto.”Para triunfar has de creer en algo con tal pasión que lo conviertas en realidad”

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